FCI - Estrategias para la Cría

Introducción

El objetivo de la cría de perros es criar perros funcionalmente sanos con una construcción y mentalidad típicos de la raza, perros que puedan vivir una feliz y larga vida para el beneficio y placer tanto del dueño, la sociedad y el perro mismo.
La cría debe realizarse de tal forma que promueva la salud y el bienestar de la progenie, así como el bienestar de la hembra. El conocimiento, la honestidad y la cooperación tanto a nivel nacional como internacional son básicos en la cría saludable de los perros. Los criadores deben ser alentados a enfatizar el tipo de cruce que realizan así como la selección del perro que deben utilizar para criar.

Los miembros y socios de la FCI deben llevar a cabo programas educacionales para criadores, preferentemente cursos anuales. La educación de los criadores es recomendable antes que las estrictas regulaciones de cría y los puntos rigurosos de los programas de cría, los cuales pueden dar lugar a una reducción de la diversidad genética en la raza así como la exclusión de excelentes representantes de la raza y la reducción en la cooperación de aquellos criadores conscientes. Tanto los criadores como los clubs de raza deben ser animados a cooperar con los científicos especializados en problemas genéticos de salud, para prevenir el cruzamiento de perros que provengan de líneas de sangre que resultarán en camadas no saludable.

Cualquier perro usado para reproducción o que vaya a ser analizado para detectar enfermedades hereditarias debe estar identificado (microchip o tatuaje).

Los criadores deben mantener el estándar racial como la guía para las características específicas de la raza; cualquier exageración debe evitarse.

1) Sólo deben ser usados para la cría los perros clínicamente y funcionalmente sanos, con la conformación típica racial. Es decir utilizar sólo perros que no padezcan enfermedades graves o discapacidades funcionales.
Si parientes cercanos de un perro los cuales sufren una enfermedad hereditaria o una discapacidad funcional van a ser usados para la cría, solo deben ser cruzados con perros provenientes de líneas de sangre que no muestren la misma enfermedad o que tengan una baja incidencia de la misma. Si se encuentra disponible un testeo de ADN para la enfermedad o discapacidad el plantel de cría debe ser testeado a los fines de no cruzar a dos portadores (ver punto 4).
Los cruces que a partir de la información genética disponible, aumenten el riesgo de enfermedades graves, discapacidades funcionales o deterioro de su progenie deben ser evitados.
Solo aquellos perros que tengan el temperamento adecuado y típico para la raza, deben ser usados para la cría. Esto quiere decir que se use solamente aquellos perros que no den muestras de disturbios en su comportamiento como ser muestras reacciones con excesivo temor o agresividad en situaciones sin provocación alguna o en aquellas situaciones que pueden ser consideradas como diarias por el perro.

2) Para preservar o preferiblemente extender la diversidad genética de las razas el exceso de uso de un individuo y el inbreeding deben ser evitados. El cruce entre hermanos, madre e hijo o padre e hija no debería realizarse nunca. Como recomendación general, ningún perro debería tener más descendientes que el equivalente al 5% de cachorros registrados en la población de esa raza durante un período de 5 años. El tamaño de la población de esa raza debe ser considerada tanto a nivel nacional como internacional, sobre todo en aquellas razas con pocos individuos.

3) Los resultados de los análisis (positivos o negativos) para la expresión fenotípica de una enfermedad poligénica deben estar disponibles en registros abiertos. Los resultados deben ser utilizados para ayudar a la selección y cruce en la cría de perros.
Los valores basados de los testeos para la raza deben, cuando sea posible, ser informatizados para facilitar la selección del plantel de cría no solo en cuanto a la apariencia fenotípica sino también para los hallazgos genotípicos. Como regla general el valor estimado de la cría (para lo referente al fenotipo y genotipo) debe ser mejor que el promedio de la raza.
El testeo debe ser solamente recomendado para enfermedades y razas donde la enfermedad tenga mayor impacto en la salud y funcionalidad del perro.

4) Los resultados de los testeos de ADN para enfermedades hereditarias se deben utilizar para evitar la cría con perros enfermos, no necesariamente para la erradicación de la enfermedad. Aquellos perros que demostraron ser portadores (heterocigotas) para una enfermedad hereditaria recesiva solo deben ser cruzados con un perro que haya probado no ser portador del alelo para la misma enfermedad.Los perros deben ser capaces de aparearse en forma natural.

5) La inseminación artificial no debe ser usada para superar las incapacidades del perro para la monta natural. Una hembra debe ser excluida de la cría si ella no es capaz de parir naturalmente por causa de problemas anatómicos o causas hereditarias, o si ella no es capaz de cuidar correctamente a sus cachorros debido a su mentalidad o haber heredado la predisposición a la agalactia (falta de producción de leche materna).

6) Los problemas de salud que no pueden ser diagnosticados mediante pruebas de ADN o baterías de análisis clínicos, deben tener el mismo impacto en los programas de cría de la raza.

7) Como regla general, un programa de cría no debe excluir más del 50% de la raza; el stock de cría debe ser seleccionado de la mejor mitad de la población racial.

8) La crianza de los cachorros, con la correcta alimentación, exposición al medio ambiente, estimulación materna, del criador y de otras personas para desarrollar la sociabilización del cachorro y las respuestas que de éste al medio ambiente y las personas, tiene que ser un punto básico en la cría.
Detalles más específicos acerca de la cría saludable de los perros están expuestas en el “ FCI Reglamento Internacional para la cría” y “FCI órdenes permanentes” (artículo 12 código de ética).

Estas estrategias fueron aprobadas por la Comisión de Cría de la FCI en Nápoles, 23 de mayo del 2009.

Este documento ha sido aprobado por el Comité General de la FCI en Madrid, Febrero del 2010.
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